domingo, 24 de enero de 2016

Día 13 (21/10/2015)


Haciendo memoria de la clase anterior en la que nos planteamos el rol del docente, enfocamos esta hora a cuestionarnos cuál es la verdadera finalidad de la educación. 
EL preguntarnos qué quiere conseguir la escuela y en concreto, la escuela infantil, hizo que nuestras mentes se abrieran para absorber todo aquello que se dijera en clase. Hasta el día de hoy, no nos habíamos parado a pensar qué es lo que tenemos que enseñar en la escuela. Es decir, naturalmente nuestra misión como futuras maestras es la de transmitir conocimientos a los niños pero, creíamos saber qué teníamos que hacer; hasta que nos quedamos pensando en esta cuestión. 

Nosotras nos preguntamos ¿cuál va a ser nuestro objetivo como futuras docentes? ¿Tenemos claro qué pretendemos conseguir enseñando? ¿Qué queremos que aprendan los niños y niñas?

Una vez que interiorizamos estas preguntas y comenzamos a responder qué creíamos, pasamos a hablar sobre lo siguiente: 

  • ¿La escuela enseña competencias u objetivos?
  • ¿Nos regimos por los criterios de evaluación?
  • ¿enseñamos a los niños a aprobar exámenes, a adquirir conocimientos o a que consigan un mínimo de competencias?
Fue una clase que invitaba en su totalidad a la reflexión de todas nosotras. Hablamos de capacidades, de objetivos, de competencias y de la verdadera finalidad de la educación (de nuevo volvió a salir la cuestión del para qué ir a la escuela).

Desde nuestro punto de vista, esta clase ha sido ¡MAGNÍFICA!. Ha hecho que entre todas saquemos una serie de conclusiones y todas ellas, nos han evocado un sinfín de sensaciones positivas. Por fin, vamos a la universidad y no nos ha hecho falta nada más que: PENSAR. Cuando te das cuenta y te paras a reflexionar, descubres que lo más importante nunca te lo habían dado a conocer. ¿Para qué sirve estudiar, saber hacer de todo o aprender nuevos conocimientos si después no sabemos qué hacer con todo eso o cómo vamos a usarlos en un aula de infantil?. 
Hemos aprendido que la escuela ha de motivar a los niños y en lugar de esto, nos hemos dado cuenta de que la finalidad de la educación es una cosa, que la actitud que se toma en las aulas es otra y que la realidad va por otro camino distinto al que se quiere. 

Todo esto ha incentivado en nosotras el deseo por dar una educación cargada de nuevos conocimientos pero también centrada en darle sentido a ese conocimiento. No podemos enseñar por enseñar, sino que todo aquello que transmitamos a los pequeños ha de estar conectado a su realidad y a sus deseos, y no dejarnos llevar únicamente por el ímpetu de conseguir que los niños y niñas consigan los objetivos planteados. 

Nuestra profesión ha de ser mucho más que eso. Para nosotras un logro siempre es bueno, en mayor o menor medida y, aunque nuestros niños no consigan llegar al nivel establecido, con que las lecciones que aprendan les ayuden en su día a día, a nosotras nos habrá merecido la pena enseñar. 
Para finalizar, queremos dejar este vídeo que para nosotras, simboliza como nosotras, podemos moldear lo que a simple vista parece algo sencillo y que, al igual que los escultores esculpen y hacen obras maravillosas, los docentes pueden modelar la mente de los niños, y formar algo grandioso. 

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