lunes, 25 de enero de 2016

Día 22 (16/11/2015)



Durante la hora y veinte de hoy, hemos repasado como es habitual, lo que hicimos la semana pasada, que en este caso fue hablar sobre la imagen del planeta Tierra tal y como lo ve una niña pequeña y la imagen de la mermelada. Al final vimos y hablamos sobre las dos imágenes, que era lo que en la clase anterior no nos pareció del todo bien.  También hemos repasado cómo respiran los peces, y creemos que esa actividad, fue una manera de hacernos ver que los libros de texto también pueden dar lugar a

equívocos. A su vez, el hecho de preguntar algo en clase y que los alumnos, que en este caso éramos nosotros, respondiéramos lo que creíamos que era correcto, es una forma de extraer las ideas previas y a raíz de estas, nos vamos dando cuenta de que estamos llenos de errores contextuales. 

Todo esto es debido a que en la escuela no hemos razonado, sino que hemos memorizado, y esto es algo de lo que tenemos que tomar conciencia. La forma en que adquirimos el conocimiento es verdaderamente relevante porque, nosotros enseñamos lo que conocemos y si lo que conocemos no es cierto, transmitimos ideas equivocadas. 

Las ideas previas son pensamientos que construimos las personas para dar respuesta a fenómenos que no podemos explicarnos a nosotros mismos. Estas ideas previas no pueden aplicarse a todo tipo de contextos, ya que se basan en una sola cuestión y en cuanto ponemos a los niños a reflexionar, esa idea previa no suele cuadrar con lo que realmente es. Para poner de manifiesto estas ideas previas, tenemos que plantear problemas que hagan que los niños busquen en su mente qué es lo que saben y que a partir de ahí, vayan razonando hasta encontrar una respuesta coherente, siempre desde el punto de vista científico. 

Hemos analizado un documento en el que hemos conocido las características que tienen los conceptos del niño y cómo estos van cambiando conforme va creciendo y sumando experiencias. Las ideas previas, no son siempre correctas como hemos dicho anteriormente, pero para el niño sí. El mundo que está acostumbra a ver ni cambia, ni evoluciona ni existe en él la casualidad ni se aleja de la realidad del propio niño. Es decir, solo es capaz de entender el mundo según lo que el vive en él y no cabe en su conocimiento que haya más de lo que él cree. 

Después de lo que hemos aprendido hoy, hemos llegado a la conclusión de que...
nuestra función como docentes es la de hacer razonar al niño y permitir que este entre en un conflicto cognitivo entre lo que piensa y lo que realmente es, pero siempre dejando que sea el propio niño el que llegue a sus conclusiones mediante sus experiencias e indagaciones.  

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